lunes, 3 de noviembre de 2008

Puertas y Soledad.

Allí estaban Ellos, los que tienen mucho por recibir, y Otros que suponen que tienen mucho por dar.

Los que conviven con la esperanza de un sueño, y quienes albergan la impotencia de poder hacer muy poco.

Los que se quedan, los que se van...los pocos que regresarán.

Los que estaban y volvieron para ayudar.

Los que pensamos que ya esto cuestión de sensibilidad, más que de responsabilidad.

En sus caras dejan ver la ilusión, la alegría, la rabia, el resentimiento, la preocupación, el desespero, la incertidumbre por una puerta que se abre, para cerrarse a sus espaldas, dejando atrás una nueva separación y un inminente abandono.

Para algunos pocos, la puerta y la incertidumbre son aún mayores, una reja de soledad diferente, mejores condiciones, y una oportunidad de Ser, que seguramente vale el riesgo, y disipará las ganas de volver.



Los otros, escrutando esas caras, intentando adivinar que los llevó a vivir en esas condiciones, ¿por qué los llevaron? ¿por qué los dejaron? ¿por qué nadie va a buscarlos?...estos chicos deben llevar años repitiendose esas y muchisimas preguntas más, sin una respuesta que justifique, sin un argumento que los convenza.


Antes he estado en lugares similares, pero quizás por conocer algunas historias de esos rostros, me he sentido más cerca, mas preocupada, con más necesidad de hacer, de lograr que hagan...con la satisfacción de que somos muchos en mi esquina, con la duda de si seremos suficientes.